viernes, 7 de junio de 2013

TECNOLOGIAS ALTERNATIVAS PARA LA PRODUCCION DE ALIMENTOS SANOS Y NUTRITIVOS.

Por generaciones y generaciones los alimentos fueron producidos por los agricultores en el marco de una equilibrada interacción con la naturaleza. La agricultura era una actividad a escala humana, orientada a satisfacer las necesidades de las personas y respetuosa del medio ambiente. Si bien modificaba la naturaleza, no la ponía en peligro. Aseguraba la conservación de los recursos naturales y tenía como centro la producción de alimentos suficientes y sanos.
Sin embargo, a mediados del siglo veinte la producción agrícola sufrió grandes transformaciones. Los alimentos dejaron de ser el producto de una relación equilibrada entre el agricultor y la naturaleza y se convirtieron en objeto de especulación, del cual lo único que realmente importaba era su valor de mercado. La razón de estos cambios no está, como muchas veces se sostiene, en la necesidad de producir más para alimentar a una población mundial en crecimiento. El hambre en el mundo no se debe a la insuficiente producción de alimentos, sino a una mala distribución de los mismos.
Con el tiempo se ha pasado entonces de una agricultura a escala humana a otra de tipo industrial, que busca producir cada vez más, sin importar cómo ni a costa de qué. Esto ha sido logrado haciendo un uso cada vez más intensivo de maquinarias, sistemas de riego, semillas híbridas, fertilizantes químicos, agrotóxicos y, en los últimos años, semillas transgénicas. Estos elementos técnicos conforman un paquete tecnológico que aumenta la “productividad” de los predios, sin reparar en los costos sociales y ambientales de esa manera de producir.
Ese tipo de agricultura industrial expulsa agricultores del campo e impone el monocultivo como práctica predominante de manejo. Esta generalización del monocultivo -espacial o temporal- no solo atenta contra la biodiversidad y promueve la aparición de plagas sino que profundiza la dependencia económica y la pérdida de soberanía alimentaria de cada productor, de cada región, de cada país. El uso de agrotóxicos -indisolublemente ligado a los monocultivos- y de fertilizantes químicos que intentan paliar la sobreexplotación del suelo, contamina el suelo, el agua y el aire e implica un grave riesgo para la salud de las personas que producen y que consumen estos alimentos.
Cada vez más, la producción agrícola deja de estar en manos de agricultores y pasa a poder de grandes empresas, en tanto que los predios agrícolas se parecen cada vez más a grandes fábricas sin obreros.
Producción agroecológica: una alternativa
Afortunadamente, en el Uruguay de hoy existen productores que producen alimentos de otro modo. Saben que cultivar la tierra no tiene por qué ser sinónimo de agredirla. Saben que es posible controlar las plagas sin agrotóxicos y que se puede mejorar en vez de degradar el suelo al cultivarlo.
A esta agricultura se la denomina agricultura agroecológica. Se trata de una manera de producir que no solo prescinde de los monocultivos, los agrotóxicos, los fertilizantes químicos y los transgénicos, sino que es también una forma de relacionarse con el otro y con la naturaleza.
Su principal objetivo no es obtener la mayor ganancia económica posible a cualquier costo sino producir de un modo que asegure el bienestar integral de los productores, de los consumidores y del medio ambiente. Esto no quiere decir que la producción agroecológica no deba ser económicamente rentable para el productor, sino que dicha rentabilidad debe ser medida en términos de sustentabilidad a largo plazo.
La producción agroecológica no solo es posible y necesaria, sino que está siendo puesta en práctica, en diferentes grados, por predios productivos en todo el país. Conjugando el conocimiento tradicional de los agricultores con elementos de la ciencia moderna, establece un diálogo de saberes que conforman una serie de principios ecológicos y agronómicos que la guían.
Algunas características de la producción agroecológica:
- Toma como base la rotación y diversidad de cultivos con el objetivo de buscar un uso más eficiente de los recursos naturales, sin agotar el suelo ni propiciar la aparición de plagas.
- Aprovecha al máximo todos los recursos con los que cuenta el predio, tales como el estiércol para la fertilización o los desechos orgánicos para el compostaje.
- Hace un uso adecuado e inteligente de los diferentes recursos y fenómenos naturales que intervienen en los procesos productivos, como el uso de cercos vivos de plantas que, por ejemplo, ayudan a repeler insectos o producen frutos comestibles.
- Promueve la conservación de variedades locales de semillas. Al seleccionar naturalmente semillas adaptadas a las condiciones de los ecosistemas locales logra variedades vegetales más resistentes a las enfermedades y a la acción de depredadores.
- La cría de animales se hace al aire libre y en espacios abiertos. La carne, la leche o los huevos de animales que viven en estas condiciones no solo son más sabrosos sino que son más sanos y nutritivos.
- Los transgénicos no son cultivados ni se los utiliza en la alimentación de animales.
- El valor de mercado del “producto” a obtener no es el centro de la actividad productiva. Los productos obtenidos son el resultado de algo que, además de una serie de técnicas agronómicas, busca conformarse en una forma de vida. En los predios agroecológicos no puede haber relaciones de explotación entre quienes allí trabajan.
Beneficios para el consumidor:
Consume alimentos sin residuos tóxicos que envenenen lenta y silenciosamente su cuerpo, alimentos frescos y de estación, más sabrosos y nutritivos.
Fortalece una manera de producir mucho más justa y sustentable.

Beneficios para el productor:

Generalmente la distribución y venta de productos agroecológicos prescinden de intermediarios. Los productores ven así aumentadas las posibilidades de mejorar su situación económica gracias a los ingresos directos provenientes de las ventas.
Autogestiona su propia fuente de trabajo, aumentando sus posibilidades de evitar el desarraigo y la migración.
Conserva y mejora su predio, aprovecha al máximo los recursos de los que dispone y gana independencia respecto al mercado de agrotóxicos, semillas híbridas y transgénicas y otros supuestos “avances” tecnológicos.
Beneficios para la sociedad:
La producción y el consumo agroecológicos apuntan a crear alternativas al mercado global controlado por grandes corporaciones, estableciendo un intercambio directo entre el productor y el consumidor a nivel local.
Al establecer, de diferentes modos, que la adquisición de alimentos esté basada en compromisos éticos y relaciones de confianza, enriquece y fortifica el tejido social.
La mejora en las condiciones de vida de los pequeños productores rurales evita la emigración a las ciudades y la creación de cinturones de pobreza alrededor de las mismas.
La agricultura agroecológica mitiga el cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles y al eliminar el uso de fertilizantes químicos y agrotóxicos fabricados con derivados del petróleo.
En relación a los alimentos
Al no usarse agrotóxicos en la producción agroecológica, ésta no contamina el medio ambiente ni afecta la salud de las personas que allí trabajan. Además, la ausencia de residuos tóxicos en los alimentos los hace más sanos para el ser humano.
Por otro lado, la interacción controlada de diferentes especies vegetales con sus depredadores naturales da lugar a la activación de mecanismos de defensa de las hojas o los frutos, que muchas veces potencia el sabor o el valor nutritivo de los mismos. Es por ello que los alimentos así producidos contienen entre un 40% y un 60% más de vitaminas y minerales que los productos convencionales. Los alimentos orgánicos permiten también recuperar el verdadero aroma y sabor de los alimentos.
Por si fuera poco, luego de cosechados se conservan mejor respecto a los manejados en forma química, ya que presentan más resistencia a hongos e insectos.
¿Por qué su producción aún no es suficiente?
La demanda de alimentos agroecológicos es aún escasa en nuestro país. Una razón importante es que a nivel de los consumidores falta mucha información sobre las ventajas del consumo de estos alimentos.
Los productores tampoco son suficientes. Seguramente los productores orgánicos serían muchos más si contaran con los beneficios y subsidios que reciben otros tipos de producciones agrícolas y forestales. Paradójicamente, esas otras maneras de producir muchas veces se presentan como si fueran económicamente más rentables.
Desde los comienzos de su educación formal, generalmente los técnicos y profesionales vinculados a la producción agrícola son adiestrados en la utilización del paquete tecnológico dominante y no en la aplicación de los principios agroecológicos.

La búsqueda por parte de la Universidad de la República y de la academia en general, de alternativas para producir sin agrotóxicos existe, pero aun no cuenta con apoyo suficiente.

¿Qué puedo hacer yo?
Como productor, puedo exigir al menos el mismo apoyo que reciben otras formas de producción que resultan contaminantes y agresivas con el medio ambiente.
Como consumidor, puedo hacer respetar el derecho de ser informado acerca de dónde y cómo se producen los alimentos que consumo.
La producción agroecológica solo podrá ser posible cuando la sociedad toda la asuma como una forma de producir que, a diferencia de la más usual hoy en día, realmente asegura el futuro de todos. Esto porque asegura la conservación de nuestros recursos naturales, el fortalecimiento de relaciones sociales y económicas más justas e igualitarias así como la producción y el consumo de alimentos más sanos, más nutritivos y mas sabrosos ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario